Uno de ellos es el denominado síndrome del impostor, el cual es acuñado en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, quienes lo describen como “la experiencia de sentirse unas farsantes intelectuales”.

Era considerado de esta manera, debido a que de inicio la investigación se desarrollaba solo con mujeres de alto rendimiento; sin embargo, ahora se sabe que el trastorno afecta a hombres y mujeres por igual.

Actualmente se entiende que este síndrome busca identificar personas que tienen éxitos profesionales y laborales, las cuales son exitosas de acuerdo con modelos externos, pero ellas no se perciben de esta manera, al contrario, tienen una idea recurrente de incompetencia personal.

Mann (2020) refiere que son tres las características las que describen al síndrome:

1. Creer que los demás exageran en su opinión sobre sus habilidades
2. Temor a que te tachen de impostor
3. Atribuir el éxito a factores externos como la suerte, o un nivel extraordinario de trabajo arduo

Ahora bien, es importante considerar que este síndrome tiene causas multifactoriales, dentro de las más comunes se encuentran las siguientes:

• Dinámica familiar
• Problemas de autoestima
• Falta de seguridad personal
• Ansiedad social
• Depresión
• Altos niveles de autocrítica y exigencia
• El historial académico (exigencia en calificaciones)

De igual manera, se conoce que hay un ciclo del impostor, el cual comienza cuando se asigna una tarea a la persona, y lo primero que surge es la ansiedad y duda de sí misma, por lo tanto, las alternativas que consideran son la procrastinación o el perfeccionismo.

Por ejemplo, en un ambiente escolar, supongamos que a un alumno se le presenta una tarea de una materia que él considera de suma importancia para su formación, materia en la cual en otros momentos ha cumplido con tareas similares, haciéndolo de manera exitosa y obteniendo buenos resultados; sin embargo, lo primero que surgirá en él será una serie de cuestionamientos respecto a si tiene la capacidad para realizarlas satisfactoriamente, para dar respuesta a ellos surgen dos escenarios posibles: